Por eso, igualaron 0 a 0 en un partido que, a pesar de que insinuaba más en la antesala, terminó decepcionando. Si ambos especulan con que les será muy difícil superar a Brasil y que Corea del Norte no ofrecerá mayor resistencia, ésta era una oportunidad ideal para mostrar esa dosis de osadía que requiere quedarse con la cotizada segunda plaza del Grupo para los octavos de final.
Pese a la falta de rebeldía para buscar una victoria, el desarrollo del juego fue parejo. La posesión del balón, según FIFA.com, lo certifica: 50% para cada uno. En cuanto a llegadas, hubo dos peligrosas por lado, pero se vio poco volumen ofensivo.
La primera mitad tuvo un leve dominio de Portugal. Propuso juego y se escudó en Cristiano Ronaldo para dañar a los marfileños. Un gran remate desde fuera del área grande suyo se estrelló en el palo derecho de Barry, y fue lo más destacado de ese período... y del partido. Por el miedo a quedarse sin nada, ambos seleccionados se limitaron a los envíos aéreos. La lluvia del complemento poco ayudo a ver toques, desbordes y triangulaciones. Sólo el volante Gervinho -reemplazado por Keita a falta de ocho minutos-, libre todo el frente de ataque, intentó algunos desbordes, pero no encontró cómplice.
El ingreso de Didier Drogba, a los 20 minutos, contribuyó poco al juego de los africanos. La figura de Chelsea jugó muy solo, como referencia de área pero sin un socio en la creación. Sólo tuvo una clara chance de gol en el minuto adicional. El pase le quedó largo y su definición, de zurda, se fue desviada.