Lluvia de millones en el país de la desigualdad
Tres operarios instalan un poster gigante en Johannesburgo. | Efe
- El país ha modernizado mucho sus transportes, mejorado su seguridad y embellecido sus calles para celebrar el mejor Mundial de la historia
Los hinchas que aterricen en el aeropuerto de Johannesburgo se encontrarán, tras recoger su maleta y cruzar la puerta que da acceso al hall, con un pequeño graderío que sirve de punto de encuentro entre visitantes y servicios de recogida de pasajeros, amigos… Una bienvenida, con marcado carácter futbolero, que será ya una constante en toda su estancia por Sudáfrica. El país ha hecho un enorme esfuerzo por dar la bienvenida a los, al menos, más de 350.000 hinchas que se espera lleguen en los próximos días (las primeras estimaciones calculaban 500.000). Los gastos se han disparado, pero el cambio es radical.
En total, el gasto final para los contribuyentes será superior a los 40 billones de rands (4 billones de euros). Sin embargo, todo este despilfarro público se verá recompensado, calcula un estudio de la agencia 0norteamericana Grant Thornton, con un beneficio cercano a los 27 billones de rands (2,7 billones de euros). Sólo los turistas dejarán en un mes cerca de 9 billones de rands en el próximo mes (0,9 billones de euros).
Sin embargo, otros analistas dudan de estas optimistas previsiones y dicen que “los beneficios no se notarán en Sudáfrica a corto plazo”, señalan desde la dadesa “Danske Markets”
El nuevo aeropuerto, King Shaka de Durban, que costó 7.200 millones de rands, es otro ejemplo de inversión y posible rentabilidad futura: se espera que dé trabajo, de forma directa e indirecta, durante los próximos 20 años, a más de 200.000 personas.
Esta es, a grandes rasgos, el Mundial de Sudáfrica en sus grandes cifras. El país, muy desestructurado y con grandes desigualdades sociales, ha invertido una fuerte suma de dinero en preparar una competición que les relance definitivamente en los mercados internacionales. Las críticas por las altas inversiones, que poco han tocado a los barrios más humildes, son también constantes dentro del país. El Gobierno, por su parte, espera recoger su costosa y larga siembra en los próximos años. Hará falta en un país que ha adelantado en 2009 a Brasil como la nación con más desigualdades sociales, según un estudio de la prestigiosa Universidad de Ciudad del Cabo.
Cambios en las ciudades
“Trabajamos hasta por la noche. La vamos a hacer así hasta que acabemos con la reforma de toda la calle”, explicaba a este periódico uno de los cientos de trabajadores que se podían ver en las calles de Ciudad del Cabo arreglando aceras, plantando árboles, colocando alumbrado… La misma escena que se contemplaba en Johannesburgo, donde los operarios ensanchaban calzadas o se afanaban en pintar las líneas de las numerosas autopistas que rodean la ciudad. El lavado de cara de las ciudades es impresionante, los costes también. Por ejemplo, “el gasto previsto para la construcción de los estadios en 2006 era de 8,3 billones de rands (alrededor de 0,8 billones de euros); el coste final ha sido de 16,5 billones de rands” (1,6 billones de euros). La cifra se ha disparado escandalosamente si se tiene en cuenta que en 2003, cuando se presentó la candidatura, la estimación era de un gasto de 1,3 billones (es decir, se ha multiplicado por diez).En total, el gasto final para los contribuyentes será superior a los 40 billones de rands (4 billones de euros). Sin embargo, todo este despilfarro público se verá recompensado, calcula un estudio de la agencia 0norteamericana Grant Thornton, con un beneficio cercano a los 27 billones de rands (2,7 billones de euros). Sólo los turistas dejarán en un mes cerca de 9 billones de rands en el próximo mes (0,9 billones de euros).
Sin embargo, otros analistas dudan de estas optimistas previsiones y dicen que “los beneficios no se notarán en Sudáfrica a corto plazo”, señalan desde la dadesa “Danske Markets”
Transporte
Pero no sólo se ha modificado la fisonomía de las ciudades. El transporte público en Sudáfrica, antes de la Copa del Mundo, era prácticamente inexistente. “Hemos previsto seis líneas nuevas de autobuses, que conectarán desde el aeropuerto, durante el tiempo que dure el Mundial”, explican en el Ayuntamiento de Ciudad del Cabo. Lo cierto es que hasta ahora sólo funcionaba una, con una frecuencia muy lenta, y que conectaba sólo la zona pegada al mar. En Johannesburgo, Durban y Pretoria, el resultado es parecido. Los aficionados españoles que acompañen a la selección en la primera fase contarán con unas muy mejoradas líneas de tren y nuevas estaciones que les permitirán realizar desplazamientos cortos en los alrededores de las ciudades.El nuevo aeropuerto, King Shaka de Durban, que costó 7.200 millones de rands, es otro ejemplo de inversión y posible rentabilidad futura: se espera que dé trabajo, de forma directa e indirecta, durante los próximos 20 años, a más de 200.000 personas.
Seguridad
Es sin duda la gran preocupación de la FIFA y el Gobierno. Las últimas semanas las noticias aparecidas sobre un posible atentado de Al Qaeda provocaron un cierto temor a que hubiera nuevas cancelaciones de viajes por una especie de “amenaza fantasma”. “No tenemos constancia de que haya ningún plan para atacar nuestro país”, ha repetido hasta la saciedad el Gobierno. Sin embargo, en las grandes cifras, el país se ha blindado por tierra, mar y aire. Sudáfrica gastará 1,3 billones de rands en seguridad y ha mantenido estrechos contactos con todos los servicios de inteligencia de países occidentales. Las unidades especiales del Ejército vigilarán que no se produzca ningún altercado durante le próximo mes de competición.Esta es, a grandes rasgos, el Mundial de Sudáfrica en sus grandes cifras. El país, muy desestructurado y con grandes desigualdades sociales, ha invertido una fuerte suma de dinero en preparar una competición que les relance definitivamente en los mercados internacionales. Las críticas por las altas inversiones, que poco han tocado a los barrios más humildes, son también constantes dentro del país. El Gobierno, por su parte, espera recoger su costosa y larga siembra en los próximos años. Hará falta en un país que ha adelantado en 2009 a Brasil como la nación con más desigualdades sociales, según un estudio de la prestigiosa Universidad de Ciudad del Cabo.